Estoy de acuerdo con Sala i Martín en lo que dice en su artículo del 10 de noviembre "Universal + igual = mediocre". Son cosas que tiene la democracia: todos iguales, todos iguales... sólo por abajo. Me parece que una vía sería diferenciar entre dignidad y capacidades o funciones. Todos igual de dignos. Correcto. Pero no todos servimos para lo mismo, porque no estamos dotados para lo mismo. Salta a la vista. ¿No fue Aristóteles, el olvidado, quien dijo que la democracia era el menos malo de los sistemas? Así nos va. Para acabar, algunos ejemplos de elitismo -no todo el que quiere puede- permitido y potenciado: las Olimpiadas, el Barça, el Madrid, los partidos políticos... y cientos más. No es más que mi vecino quien gana la olimpiada, pero está, tal vez, mejor dotado. ¿Y qué? No es más quien más tiene. A ver cuándo lo aprendemos.
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