Venía del colegio con otro profesor comentando los lemas electorales de cada partido y nos hemos quedado, ya aparcando el coche, en el optimismo de Carme Chacón. Particularmente, siempre me ha gustado jugar con las palabras y sus etimologías. ¡Qué extraño resulta que en pleno siglo del relativismo más campeante, a alguien se le ocurra decir eso! Si no me falla en este caso el latín (o el castellano mismo, y el sentido común), "optimismo" viene a ser la actitud de quien siempre ve o espera lo óptimo de cada situación. Pero lo óptimo es lo mejor de lo mejor, o sea, lo más bueno. Y ¿qué es lo bueno, si todo es relativo? Como mucho, lo que me viene de gusto. Así, el optimismo de Chacón queda reducido -reducidísimo- a "la Catalunya que te apetezca"... Hasta aquí, unas risas. Lo mejor, sin embargo, ha sido llegar a casa y leer, con sorpresa, el artículo de Sergi Pàmies en que pone de vuelta y media a la canditata, hablando de la vergüenza ajena que siente al oír su lema... Ya somos dos... y muchos más.
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