Mayol y el arbolito

Si es que, en Barcelona, somos así. Así de tontos. Mira que vamos proclamando a los cuatro vientos que somos laicos y que no sé qué historias. Pero, llega la Navidad o, ¡perdón!, las Fiestas de Invierno, y ponemos árboles, y pesebres. Y, claro, tiene que ser barato y reciclable. Por eso nos gastamos (también lo pago yo) más de 200.000 euros... O sale un hombretón, alcalde de ERC, que piensa que puede hacer lo que le parezca con las tradiciones de antes de su nacimiento y cortar un pesebre viviente popular. Definitivamente, pensamos con el estómago, o el bajoestómago. Y en medio de todo este caos tonto, aparece Pilar Rahola, entre otra y otros que todavía tienen neuronas que piensan en algo más que el sexo y la comida o el dinero, y pone algunos puntos sobre algunas íes. Bueno, algo es algo. Yo, por mi parte, seguiré felicitando la Navidad a mis amigos y parentela. Y, cuando vea esa palabra, sabré aún que viene de Natividad, Nacimiento. Y no un parto cualquiera. En fin, lo que se celebra desde hace veinte siglos y está pintado, esculpido y celebrado en miles de canciones. Y a Mayol, que le traigan carbón. Un tradicionalista, ya ven.

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