El vaticano y los condones:

Cuando la luna no se eclipsa, no hay por qué preguntarse sobre cómo se eclipsa: es absurdo. Pero, si se eclipsa, la pregunta ya no es si se puede eclipsar, sino cómo y por qué. ¿A qué viene esto? Muy sencillo: viene a que el Papa vuelve a plantear el método que la Iglesia Católica tiene para afrontar la salud sexual y las enfermedades de transmisión sexual. Se le llama monogamia recíproca: es decir, que la pareja sea estable. Dicho de otra manera, muy muy vieja y clasicona: uno con una para siempre. No sé a qué viene tanto revuelo. Es su postura y tiene derecho a defenderla. Y yo. Sobretodo, ¡fíjate tú!, porque funciona y porque está respaldada por una antropología sin fisuras, que no llama a los hijos riesgos ni trata a los hombres -ni a los jóvenes- como animales incapaces de abstenerse de tener relaciones con más de una pareja. Quien se pica, ajos come.

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