Me he enterado del fallecimiento de Baltasar Porcel a medio día. Un amigo me ha dicho: "ha muerto tu amigo Porcel". No nos conocíamos, y le vi, después de lo que explicaré en breve, paseando por Passeig de Gràcia, como un turista más. Resulta que hace poco menos de un año, escribió una de sus inteligentes columnas. Por se un hombre de argumentos, aunque en ocasiones el espacio los cercenara, se podía discutir con él, se podía estar de acuerdo o en desacuerdo. Pues bien, eché en falta algo en su artículo y así lo expresé en una carta al diario, que fue publicada. Un día más tarde, Baltasar Porcel citaba mi nombre en otra de sus columnas. Desde ese momento, he de decir que le tuve más presente. Da igual que no fuera muy positivo su comentario. El caso es que he rezado por él desde ese día en diversas ocasiones. Hoy, especialmente. No sé si creía en Dios, pero yo sí. Y mi fe me dice que Dios sí creía en él. Desde aquí, un pésame a los familiares por un hombre inteligente y al que, cada uno a su manera, echaremos de menos.
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