Desde que el hombre es bípedo, hay quien busca aparecer en la foto a toda costa. Yo prefiero guiarme por el ya viejo "más obras que rótulos". Me parece que de no esconderse a exhibirse hay un trecho, ancho y carretero: el de la normalidad, tan poco normal en nuestros días. No he inventado yo la mentalidad según la cual se puede ser católico prácticante sin ir de católico practicante. Eso que suponen y tanto le gusta señalar a ciertos hombres públicos: "la Iglesia, o sea, los curas...". Esa mentalidad provoca dentera y náuseas en la mayoría de católicos. Rezo cada día por los obispos y el Papa, pero sé perfectamente que la Iglesia no la forman sólo ellos, que son la mínima e imprescindible parte. Esto, tan simple, no parece caberles en la cabeza a ciertas personas. Dicho más sencillamente: es posible obrar sin espectáculo y sin ocultarlo; no para que te vean, pero tampoco para que no te vean. Porque, al menos a mí, me cabe en la cabeza que "discreto" no es lo mismo que "secreto".
Y como tengo en mucho mi libertad, también procuro respetar al máximo la de los demás, y no juzgarles. Sé, por eso, que a veces hay quien quiere manifestarse, con rectitud, sin buscar aparentar. Lo sé, a pesar de que siempre hay que contar con que se pueda malinterpretar la propia intención. No siempre la actuación pública debe considerarse publicitaria. Opino.
Y como tengo en mucho mi libertad, también procuro respetar al máximo la de los demás, y no juzgarles. Sé, por eso, que a veces hay quien quiere manifestarse, con rectitud, sin buscar aparentar. Lo sé, a pesar de que siempre hay que contar con que se pueda malinterpretar la propia intención. No siempre la actuación pública debe considerarse publicitaria. Opino.
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