Homo homini... homo:

Escribo para agradecerle su amable acción al hombre que la hizo: un dependiente de una gasolinera; concretamente, la de la calle Balmes con Via Augusta, en Barcelona. No sé cómo se llama, pero sí que personas como él hacen que el mundo no se colapse. Al grano. Un amigo mío, recién casado, me invitó a ver su piso y las fotos del viaje de boda. En la zona no hay demasiado lugar para aparcar, conque, después de dar varias vueltas, metí el coche en el párquing que tiene la gasolinera. Como suelen ser caros, miré qué dinero llevaba encima y para cuántos minutos me daba: 0.05€ por minuto. Con mis escasos ocho euros, me daba para un rato, pensé: más de 100 minutos. Y me fui a cenar. Y volví, pidiéndole algo de calderilla a mi amigo. Y sucedió: no me llegaba por menos de un euro. Después de una breve búsqueda por el coche, me dirigí a los encargados y les planteé directamente la pura y hasta estúpida verdad: "tengo un problema: no me llega el dinero, he calculado mal". Mi tarjeta está en casita, conque no había tu tía. Pero sí su tía: "no te preocupes. Yo te abro y tranquilo". Ni un sabihondo "pero deberías llevar la tarjeta" o "¿y esa americana? ¿Cómo no vas a llevar dinero?". Ni una mirada de duda. Y sí unas palabras de comprensión. No es una hazaña, salta a la vista, pero me parece que, en nuestro trepidante mundo en crisis, nos encallamos en tonterías más pequeñas que éstas. ¡Gracias, otra vez!

Comentarios

Unknown ha dicho que…
grande. Y esa americana?