La Iglesia y los escándalos

En esta carta querría hablar de otra "carta al director" firmada por Marcello Pera y publicada en "Il Corriere della Sera" el 17 de marzo pasado. Pera es Senador de la República Italiana y profesor de filosofía. No es católico; fue presidente del Senado italiano. Después de dar datos que demuestran que el asunto de la pederastia no es más que otro ataque al cristianismo, dice "La guerra de los laicistas continuará, entre otros motivos porque un Papa como Benedicto XVI, que sonríe pero no retrocede un milímetro, la alimenta. Pero si se comprende por qué no cambia, entonces se asume la situación y no se espera el próximo golpe".
Y no retrocede ni un milímetro porque es la cabeza visible de la Iglesia Católica, que, nos guste o no, es la que nos enseñó a los occidentales la gravedad criminal de la pederastia. Así la condena él. ¿O queremos volver a los griegos y romanos y sus orgías con todo tipo de personas, sean hombres, mujeres, niños o niñas, o esclavos destiandos a ese atroz fin? Hay quienes sí: un partido
el partido pedófilo Diversidad, Libertad y Amor Fraternal ( PNVD, siglas holandesas), de quien un tribunal de la Haya decidió en julio de 2006 que "no puede ser prohibido, ya que tiene el mismo derecho a existir que cualquier otra formación".
Pero hay más.
Es también la Iglesia la única que habla hoy día de castidad y sexo entre algo tan fácil de recordar como aquél uno con una para siempre. ¿Es una pura rabieta, todo este belicismo anticatólico? Es mucho peor: es mala fe, odio.
Para quienes crean que el Papa no sabe de que dice, me remito a su reciente Carta a la Iglesia en Irlanda (está en internet, lógicamente), que todo periodista no sectario debería leer antes de ensuciar los diarios con sus mentiras malintencionadas y cargadas de saña. Se condena la conducta, no la persona. Pero eso no lo entienden algunos.
Lamentablemente, yo no soy Marcello Pera ni tengo su cabeza. Mejor leer su carta.

Jose Quintano
40356550z
Sant Cugat

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