El consumo y la educación:

Mal que me pese, supongo que Martin Lindstrom, el pionero del neuromarketing entrevistado en la Contra, tiene razón. Y digo mal que me pese porque nos descubre, en un mismo acto (la compra) nuestros vicios: falta de fortaleza, de comedimiento, de mesura, de templanza..."Para ahorrar, vaya a comprar sin hambre, sin sueño y sin niños", sugiere. No estoy de acuerdo con Lindstrom en lo que propone sobre los niños: no ir a comprar con ellos. Yo recomiendo lo que viví con mis padres. Es una increíble oportunidad para educar en muchos aspectos, o para maleducar. Así aprendí yo a ver lo que consumíamos (somos muchos hermanos) y que no hay lugar para caprichos, que así se les llama, salvo en ocasiones especiales y excepcionales, que así se les llama. Y con mi padre, con quien íbamos a un lugar algo más lejano, porque era más barato. Inolvidable. No diré que cada día echo más de menos, porque aún están vivos, pero sí que, en este sentido, echo de menos padres como los míos. Esta Contra sería, por ejemplo, motivo de sonrisa.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
¿A sí? ¿A dónde iban? Qué lástima ser de los pequeños...