¿Qué hacer con los individuos ni-ni-ni-ni-ni?

Leo con estupor la carta del lector Juan Miguel Borda, publicada el pasado 23.XI. Basta hacer un poco de memori para constatar que los ciertos aires universitarios no han cambiado. Y ahora que está de moda hablar de la generación ni-ni, su carta me recuerda a los individuos ni-ni-ni-ni-ni: que ni estudian, ni trabajan, ni dejan trabajar (al profesor que está dando la clase), ni dejan estudiar (a los alumnos que están recibiéndola), ni -y es lo más grave- dejan funcionar a los que tiene creencias u opiniones diversas a las suyas. Otro totalitarismo, al que el lector Borda llama religión laicista.

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