Aunque en principio quería ir a recibir al Papa por la noche, al palacio arzobispal, tuve que conformarme con verlo por la tele. Después, pude disfrutar de un espectacular programa del canal 3-24, dedicado a la Sagrada Familia de Gaudí. Total, entre una cosa y la otra, me fui a dormir a la media noche. Hoy ha amanecido antes, a las 4:45, para poder prepararme y acercarme a las 6:00 donde estábamos convocados los voluntarios. Una vez en el recinto, nos hemos dirigido a la zona y, colocados en las sillas los misales para seguir con sentido la ceremonia, tan cargada de signos, nos hemos puesto a recibir a los que empezaban a llegar. Después, a responder a las preguntas de los que venían a la ceremonia. Hasta a un sordomudo de apariencia asiática: gracias a Dios, tenía un mapa de su ubicación en mi móvil. Me sirven como paga más que abundante las palabras oídas al Papa, que pienso leer y releer, algunas de ellas en catalán. Aunque no soy un catalanista recalcitrante, creo que sé apreciar su esfuerzo por decir cuatro cosas en la lengua de la comunidad que le recibe. Y queda en mi corazón el agradecimiento sincero de una señora mayor que, sonriendo por una ínfima ayuda prestada, musitaba: "Descansad, ¿eh?". Ha valido la pena.
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