De sobras sé que Francesc-Marc Álvaro es columnista y que su artículo no pasa de lo anecdótico. Bueno, al menos hace propaganda de una actitud buena: el examen. Parece que fue Sócrates quien dijo en el juico en que le condenarían que una vida sin examen no vale la pena vivirla. Ésa es la finalidad de la aplicación Confession de la que habla en su columna. No la confesión. Lombardi, que conoce de sobras el desconocimiento doctrinal que campea en nuestro siglo, habla para los creyentes: para confesarse hace falta un sacerdote, siempre que lo haya; no basta con hacer examen. Pero ese examen es lo primero. Ojalá todos sepamos tomarnos un tiempo para, de vez en cuando, parar el carro y ver sinceramente, y no de modo banal, a lo Twitter o a lo Facebook, qué tal la vida, el mar y los peces.
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