Este tsunani nos ha puesto en nuestro sitio vital. El país de la tecnología contra el mar desbocado. Hoy día no tenemos un aparato de pensamiento para hablar con sentido sobre qué relación tiene Dios con el maremoto. Todo es relativo, menos esto, claro: el culpable es Dios. Muy rápidamente habla quien le culpa. Es otra lacra de nuestro siglo: un "pensiero debole" que nos hace pasear por el mundo en pelota mental. Es solo el mar, al que, por más que digamos, no controlamos. Y, si se fuerza, el mar, que reacciona así a las barbaridades climáticas que hemos provocado, tal vez. Me viene a la cabeza un poeta y buen cantante: Sting. Con las libremente traducidas palabras de su canción "Fragile", podemos describir lo que ha ocurrido: "Una y otra vez la lluvia caerá / como lágrimas desde las estrellas, como lágrimas desde las estrellas / una y otra vez la lluvia dirá / cuán frágiles somos, cuán frágiles somos". Mi fe dice me dice que a Dios le importa cada uno de nuestros cabellos. A Él le pido por cada uno de los japoneses.
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