Con todo el panorama japonés en mente, y demás desastres nacionales que cada día vemos y leemos, me venía a la cabeza una canción. La ponía mi padre, cuando éramos pequeños, y la cantaban, de maravilla, Victor Manuel y Ana Belén, mucho más que dos. Hoy, años después, me entero de que no es suya, sino de alguien del que no conocía nada: León Gieco. Bueno, de los españoles es, como mínimo, la difusión. Es una oración para nuestros tiempos, y para nuestros jóvenes. "Sólo le pido a Dios/que el dolor no me sea indiferente, /que la reseca muerte no me encuentre/ vacío y solo sin haber hecho lo suficiente." Todo un deseo.
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