Cualquiera que haya leído una biografía del autor de "Indignez-vous!" puede deducir que coviene tenerlo en cuenta. Un hombre que ha pasado por tanta guerra y revolución tiene la capacidad de ayudarnos a distinguir qué revoluciones son estériles, y cuáles no. Pues bien, recientemente ha dicho Hessel que conviene que en toda revolución haya un líder, también en la que está sucediendo en España. Pero nuestros tiempos revueltos no entienden de líderes porque no nos cabe en la cabeza que un lider esté para servir a los demás. A quien intenta aglutinar a una cantidad de gente se le buscan las cosquillas y las intenciones ocultas; sucias si puede ser. Sin embargo, la sola palabra ministro, del latín "ministrare", servir, nos debería dar pistas al respecto. Y de ahí deriva administrar y administración. Pero ahora se acusa a la administración de barrer para casa. Sinceramente, no creo que estemos capacitados hoy día para entender la recta unión entre posesión delegada de un poder y servicio al bien común. Para eso hace falta haber visto que es posible, hace falta haber conocido a gente íntegra que manda para servir. Pero ¿quién va a dedicarse, sin perde el norte, a sacar adelante un proyecto común de tal envegadura? Necesitamos un Cincinnatus español: aquel granjero romano que acabó sacando a Roma del hoyo en dos ocasiones. La segunda, algo más joven que Hessel, a los 80 y tantos años. A ver.
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Cuando la sociedad esté dispuesta a realizar sacrificios, el cambio será factible.