¡Lo que hace un rato de charla por un paseo de plátanos! Nos pusimos a
hablar sobre si el corte de pelo quedaba bien o no. Y concluimos que,
su momento óptimo dura poco tiempo. Y, de ahí, es sencillo saltar a la
vida misma. El pelo y su corte como metáfora de la existencia. Uno
toma las riendas de su vida -se corta el pelo- y le queda la mar de
mono, como a uno le gusta. O quizás más corto, y ha de esperar un poco
para que le quede como deseaba. Pero, por lo general, eso dura poco:
el pelo crece, y uno pierde pronto su momento mejor. Le llega a uno la
senectud: pierde las fuerzas y, con un poco de cabeza y memoria, se
gana en experiencia, y en canas. Que yo recuerde, y no son
casualidades, la posesión de pelo cano se ha asimilado a la sabiduría.
No tanto hoy día, en que le estrés domina nuestra vida, y se dan tal
vez con mayor frecuencia como reacción psicosomática... En todo caso,
solo se vive una vez y, mientras le crece a uno el pelo, conviene
acertar en las propias elecciones
hablar sobre si el corte de pelo quedaba bien o no. Y concluimos que,
su momento óptimo dura poco tiempo. Y, de ahí, es sencillo saltar a la
vida misma. El pelo y su corte como metáfora de la existencia. Uno
toma las riendas de su vida -se corta el pelo- y le queda la mar de
mono, como a uno le gusta. O quizás más corto, y ha de esperar un poco
para que le quede como deseaba. Pero, por lo general, eso dura poco:
el pelo crece, y uno pierde pronto su momento mejor. Le llega a uno la
senectud: pierde las fuerzas y, con un poco de cabeza y memoria, se
gana en experiencia, y en canas. Que yo recuerde, y no son
casualidades, la posesión de pelo cano se ha asimilado a la sabiduría.
No tanto hoy día, en que le estrés domina nuestra vida, y se dan tal
vez con mayor frecuencia como reacción psicosomática... En todo caso,
solo se vive una vez y, mientras le crece a uno el pelo, conviene
acertar en las propias elecciones
Comentarios