Lo que existe son las personas corruptas. Tampoco existen los ambientes corruptos, o los partidos corruptos, sino el corrillo de personas corruptas, que pueden corromperse más y más. Digo esto porque es la conclusión de un razonamiento que me vino a la cabeza al unir dos frases que viene como anillo al dedo y que están siendo citadas últimamente a diestro y siniestro. Primera: "No te preguntes qué puede hacer tu país por ti; pregúntate qué puedes hacer tú por tu país", de Kennedy. Y otra, algo menos conocida, de Lev Tolstoy: "Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo". Será un topicazo, pero no por eso es menos verdad. Un amigo mío del alma lo decía más campechanamente, y sin perder ni un gramo de verdad: "cambia tú, y así habrá un granuja menos en el mundo". Concluyamos de nuevo, con un matiz: ¿qué puedo hacer por mi país y mi sociedad? Ser menos granuja. La suma de muchos pocos es un mucho.
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