Ya han pasado algunos días, pero me lo apunté y por eso lo recuerdo. Íbamos por el autovía y nos cruzábamos con muchos coches, constantemente. De pronto, uno de los que venía conmigo, un jovenzuelo de 18 años recién cumplidos, dejó salir de su boca algo muy parecido a lo siguiente: "Mola. Todos los coches van a alguna parte". El asombro ante aquella obviedad dio paso a la segunda frase marmórea: "Pues eso, que cada uno va a un sitio concreto y no solo en general". Ya da que pensar la manera en que un coche puede ser metáfora de un hombre, de cada hombre. Y más todavía el hecho de que un joven del s.XXI pueda darse cuenta. Esperanzador, cuando menos.
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