Decir que no

U2: grupo legendario y discutible a la vez. Escuché el otro día "Do you feel loved?", del musicalmente controvertido disco "POP". Es una de las canciones que me gustó desde la primera audición. En un momento dado, dice la letra: "I'm still a child / no one tells me no". (Todavía soy un niño: nadie me dice que no). En nuestro convulso mundo educativo, falto de sentido común e ideas sensatas, vale la pena echar un vistazo a casi cualquier sitio, siempre que sea para razonar. Y se encuentra uno frasecillas como ésta: verdades como puños. Ciertamente, se puede decir de modo más desarrollado, pero no sé si mejor. De todo modos, por probar que no quede. Ahí va un fragmento de un libro que estoy leyendo ("Elementos de Antropología Pedagógica", de José María Barrios, un profesor universitario al pie del cañón): "Cualquiera que sabe algo de educación entiende que los jóvenes maduran en la medida en que se hacen capaces -también con ayuda ajena al principio- de hacer algún esfuerzo por superarse. Y para superarse hace falta algo de abnegación: no con lo que uno es o ha sido hasta ahora, justo para poder llegar a ser más". Ya se ve: hay que decir muchos noes para llegar a un sí muy grande. Hay que atreverse a decir que no. De lo contrario, Peter Pan, con sus innumerables hermanos gemelos, poblarán nuestras calles.

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