Así rezaba un cartel colgado en un bar de camino al Valle de Arán. He esperado un tiempo para escribir este post, porque dudaba. Realmente, no tiene más, salvo que -supongo- me hizo gracia la diferencia entre lo que dice y lo que posiblemente quería decir, y el pensar en qué situaciones sería correcto. Porque las comillas sirven para citar, para usar una palabra de otra lengua, o cuando se usa una expresión irónicamente. En fin, que cuando lo leímos empezamos a imaginarnos a la amable señora que nos había atendido explicando algo parecido a esto: "A ver: yo no odio a los perros, ¿eh? Pero no quiero que me entren por aquí, que tengo comida". O, en su uso cínico y surrealista, también sería correcto su uso si la tienda en cuestión estuviera repleta de perros. "Otra cosa no, pero perros...". Total, que nos echamos unas risas entonces, y me ha venido bien reírme ahora. Para que digan que la ortografía es aburrida.
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