El cristianismo no es una doctrina filosófica, pero sí una filosofía. La vera filosophia, la llamaba San Justino, filósofo antes y después de su conversión al cristianismo. Y una de las enseñanzas -dogmas se les llama si se toma el griego como patrón- que sostiene también el cristianismo es la existencia de realidades no visibles. Además, son más importantes que las visibles, porque son su fundamento. Dios es una de ellas. El alma, otra. Eso, como digo, ya se sostenía antes de Cristo. Fácilmente entenderá el lector que al cristiano le importa relativamente lo que se ve y lo que de dice. Lo digo por las JMJ y la dicha y redicha mala fama de la Iglesia. Poco importa, comparado con otras cosas, lo que digan.
Y, sin embargo, lo que se ve -las apariencias: cómo uno aparece-, importa. Por eso escribo este post. ¡Ja!
Y, sin embargo, lo que se ve -las apariencias: cómo uno aparece-, importa. Por eso escribo este post. ¡Ja!
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