La economía del don

Es la que propone en su última encíclica, "Caritas in veritate". Lo digo porque el entrevistado de hoy en La Contra, Swami Parthasarathy, parece no haberla leído, como tampoco los mandatarios europeos. No es una teoría económica, aunque sí señala las raíces y principios con que debe contar el actuar social cristiano, que está centrado en la consecución del bien integral de cada persona, y no solamente en su cartera. 
Estaría bien echarle un vistazo. 
Como los hombres somos muy perezositos, ahí van tres citas, para abrir boca: 
"La verdad originaria del amor de Dios, que se nos ha dado gratuitamente, es lo que abre nuestra vida al don y hace posible esperar en un «desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres», en el tránsito «de condiciones menos humanas a condiciones más humanas», que se obtiene venciendo las dificultades que inevitablemente se encuentran a lo largo del camino". 
El Papa se explica de maravilla. Como leer es libre, quien no quiera, que no siga. 
Ahí va otra cita, increíble: 
"se han de valorar cuidadosamente las consecuencias que tienen sobre las personas las tendencias actuales hacia una economía de corto, a veces brevísimo plazo. Esto exige «una nueva y más profunda reflexión sobre el sentido de la economía y de sus fines», además de una honda revisión con amplitud de miras del modelo de desarrollo, para corregir sus disfunciones y desviaciones. Lo exige, en realidad, el estado de salud ecológica del planeta; lo requiere sobre todo la crisis cultural y moral del hombre, cuyos síntomas son evidentes en todas las partes del mundo desde hace tiempo".
Y una tercera, y última: 
"Hace tiempo que la economía forma parte del conjunto de los ámbitos en que se manifiestan los efectos perniciosos del pecado. Nuestros días nos ofrecen una prueba evidente. Creerse autosuficiente y capaz de eliminar por sí mismo el mal de la historia ha inducido al hombre a confundir la felicidad y la salvación con formas inmanentes de bienestar material y de actuación social. Además, la exigencia de la economía de ser autónoma, de no estar sujeta a «injerencias» de carácter moral, ha llevado al hombre a abusar de los instrumentos económicos incluso de manera destructiva. Con el pasar del tiempo, estas posturas han desembocado en sistemas económicos, sociales y políticos que han tiranizado la libertad de la persona y de los organismos sociales y que, precisamente por eso, no han sido capaces de asegurar la justicia que prometían".
Pero hay más: son las conclusiones y propuestas positivas que propone.
Para eso, leedla.  

Comentarios