... Dos veces bueno. Dicen. Tal vez. Pero ¿no ocurre que, a veces, deseas que no se acabe? Un libro, por ejemplo. Una canción. Una película. Un momento en familia. El problema, bien pensado, es que hay niveles de bondad. Dicho en absoluto, sonará estupendo: ¿acaso alguien espera que la felicidad sea breve? Pues es bien tras el que corremos. Eso debería abrirnos los ojos: de lo bueno de verdad, cuanto más, mejor. Pero saber a qué llamamos bueno de verdad... eso son palabras mayores.
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