Hombres: ¿Animales tecnológicos?

Ahora queda mejor decirlo en latín, esa lengua muerta que resucitamos cuando nos va bien: "animal technologicum". ¿De verdad es el hombre un ser tecnológico? Depende. Si con esa expresión queremos explicar que es capaz de generar y usar la tecnología, adelante. Sin embargo, si pretendemos afirmar que el hombre no rezuma sino pura tecnología en todos sus poros, cometemos un error garrafal. De hecho, es esta una de las absolutizaciones que más daño ha causado en nuestros días: como el hombre puede usar la tecnología de modo útil y favorable, todo en él debe poder resolverse a base de on y off y cables.
Así nos llega el desencanto tecnológico, al comprobar que el amor o la felicitad no se consiguen apretando un banner solamente. Ni la amistad. Ni la laboriosidad, ni ninguna otra cosa personal que valga la pena. Sobre todo por eso: porque valen -cuestan- la pena. Y la realidad es testaruda.

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