Alegría y amor

La alegría es el primer efecto del amor y, por tanto, el primer fruto
de la entrega.
Y esta frasecilla, que tiene mucho de de Santo Tomás, la razón más
clara de que hemos sido imbéciles abandonando a los medievales solo
porque sus textos tienen ocho siglos. A ver qué tipo contemporáneo
dice, así de hermosamente dichas, verdades como puños.
Todo en la Navidad nos recuerda estas palabras. Una somera
explicación. Me entrego a otro -un yo como yo, no un animal o una
planta- por amor, y estoy alegre, aunque mi sociedad opulenta parezca
indicar otra cosa: quien da por amor -y no por evitar impuestos- está
más contento y alegre. La entrega -también a Dios, como señalaba un
reciente estudio que hablaba de los sacerdotes- conlleva alegría,
aunque sea costosa. Dar cuesta; dar-se más. Pero es fuente de
felicidad. Ya lo sabéis: Santo Tomás, siglo XIII.

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