A todos nos va ir donde está el ambiente. Muchas veces he oído, sobre
todo entre gente más jovenzuela, lo de "¿quién va?". Y parece una
tontería decirlo pero es obvio: sin gente, no hay ambiente. No existe,
por más que la moda así lo sugiera, los planes o los lugares
ambientosos. Lo que a veces se olvida es, precisamente, esa obviedad:
que es la gente la que da el ambiente, bueno o malo.
Poca gente (o nadie), que yo conozca, iría sólo a un lugar de
ambiente. Y cuando digo solo me refiero a ir sin amigos, a pesar de
los que haya allí.
El reverso de la idea es aún mejor. Hay gente con la que iríamos, sin
ningún problema, al fin del mundo, a tirar piedras a una pared, a ver
pasar las nubes, a escribir en los árboles, a pasear por un bosque, a
cantar, a lo que fuera. Porque son nuestros amigos.
¿Por qué, entonces, tanta presión por tener que ir donde van todos, a
hacer lo que todos hacen...? La diversión no es cuestión de
complicarse, sino de amigos.
Es sorprendente lo que pueden las masas. En eso también habría que ser educados.
todo entre gente más jovenzuela, lo de "¿quién va?". Y parece una
tontería decirlo pero es obvio: sin gente, no hay ambiente. No existe,
por más que la moda así lo sugiera, los planes o los lugares
ambientosos. Lo que a veces se olvida es, precisamente, esa obviedad:
que es la gente la que da el ambiente, bueno o malo.
Poca gente (o nadie), que yo conozca, iría sólo a un lugar de
ambiente. Y cuando digo solo me refiero a ir sin amigos, a pesar de
los que haya allí.
El reverso de la idea es aún mejor. Hay gente con la que iríamos, sin
ningún problema, al fin del mundo, a tirar piedras a una pared, a ver
pasar las nubes, a escribir en los árboles, a pasear por un bosque, a
cantar, a lo que fuera. Porque son nuestros amigos.
¿Por qué, entonces, tanta presión por tener que ir donde van todos, a
hacer lo que todos hacen...? La diversión no es cuestión de
complicarse, sino de amigos.
Es sorprendente lo que pueden las masas. En eso también habría que ser educados.
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