Casado con el trabajo

No suelo ver la tele. Lo digo porque, por lo visto, hay una serie que
está pegando fuerte: Sherlock Holmes, de la BBC. Tiene, por el
momento, tres capítulos. Pues bien, como si de un cangrejo se tratara,
he visto las tres, en DVD, empezando por la primera. Fue la última vista -la
primera de la saga- la que más me gustó. Sherlock, como todos sabemos,
es un tipo hábil, muy inteligente. "Sin compromisos", le pregunta su
compañero de aventuras, el Dr. Watson. Y a eso responde con una
grandiosa declaración de intenciones: "yo estoy casado con el
trabajo". Me parece una gran verdad, no sólo el hecho en la película,
sino que en la realidad más real se pueda dar y se da esta situación.
El hombre es un ser libre y, de hecho, se encadena. Todos, hasta
quienes no quieren. Puestos a encadenarse, a casarse, mejor hacerlo
libremente. Y todavía mejor si es con una persona. Dejo para otro día
y otro ámbito la dimensión religiosa, aunque está claro hasta en el
origen de la palabra que la religión tiene que ver con ligarse a
Alguien, en este caso: Dios es persona. Y para mucho más adelante la
absoluta falta de precisión en que se cae al llamar ligar a las
relaciones de una noche, en las que muchas veces lo último que se
busca es quedar ligado.

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