Así titula La Vanguardia el reportaje sobre las reacciones que se han dado a la gala de los premios Gaudí. Es un contrasentido. A nuestra sociedad, que tiene la inteligencia desnuda de conceptos fuertes, ya solo le queda decir tonterías contradictorias como ésa. Bien. Como yo no trabajo en el diario, supongo que me dará igual llamar a las cosas por su nombre. Y diré: "no todo humor sirve: hay límites. No está bien ofender". La gracia es secundaria en el humor, porque, por encima de todo, es el humor un acto humano. Por eso, puede torcerse y hacerse ruin y malévolo. Al que disfruta con el mal ajeno se le llama mala persona. ¿Hay que volver a educar al respecto? No creo. Simplemente hay que llamar al pan, pan y al vino, vino. Toda esta polémica no es más que una confirmación de que no somos tan relativistas como parece. Ojalá abandonemos ya la careta de lo políticamente correcto.
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