La iglesia catalana

Salvador Cardús, hombre inteligente y prudente. E influyente. Escribió un artículo sobre la Iglesia catalana. Además de echar ciertas pestes de los nuevos obispos jóvenes por el hecho de no pensar como él-"les va grande la tiara", les lanzaba en su artículo-, sostenía con algo de cinismo que están bien adiestrados al responder "no hay iglesia catalana, sino iglesia en Catalunya". Tal vez los tiempos han cambiado y por fin los obispos en Catalunya se dan cuenta de que no hay que mezclar. Conviene evitar aquí lo mismo que a Cardús le molesta que pase -dice él que pasa, y está por ver que sea así- en España: esa mezcla de iglesia y nacionalismo.  La solución no es que empiece a pasar -o que siga pasando, según opina- aquí. Porque quizás no acabé de entenderlo bien, pero me pareció que, al final del artículo se leía algo parecido a esto: como en el entierro de un sacerdote catalán conocido hicieron un baile catalán, existe la iglesia catalana. Bravo.
Me recordó al grito antiguo y siempre nuevo de "Volem bisbes catalans!" (queremos obispos catalanes) ¿De veras? Pues mira, haced lo que sigue, sin saltaros pasos: tened hijos (así de claro lo digo), los educáis cristianamente de modo que puedan estar en condiciones de responder a la llamada de Dios al sacerdocio, dura como es. Y os sentáis a esperar.
Si no, a callar la boca.
(Tot això ho podria haver dit en català, però ja hagués sonat massa fort, potser...)

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