...y ya está cansado de soñar". Así suenan las primeras palabras de una de las más populares canciones de Nino Bravo: "Libre". El otro día las tarareaba, despistado, después de haberla escuchado a trozo. Un tipo de 17 añazos, con su fundamental Blackberry color fucsia-rosa, la había puesto a disposición de nuestros oídos. Y me vino a la cabeza que tengo varios amigos de esa edad -20 años, o similar- que sufren esa misma enfermedad del espíritu: "están cansados de soñar". Son ancianos. Antes de tiempo. Post-adolescentes, les llamaba la locutora de Catalunya Informació. Ya volveré sobre esto.
Necesitamos nuevos sueños, nuevos soñadores o, como dijo con una brillante descripción Gabriel Magalhâes (ese escritor periodista y profesor de La Vanguardia), en una reciente sesión sobre la vocación personal como motor de la propia vida: "Cada uno necesita encontrar la forma sensata de estar loco". A pesar de la soledad que a veces nos espera por querer ser uno mismo, o los insultos e incomprensiones, no hay que tener miedo a arriesgarlo todo.
Recomiendo la lectura de "Magallanes. El hombre y su gesta", esa estupenda biografía de Stephan Zweig sobre el aventurero portugués y su tenacidad ilimitada, que le llevó al éxito, pese a todo.
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