El árbol de la vida

Ayer pude, por fin, ver "El árbol de la vida", de Terrence Malick. Durante la película, me quedé sin palabras. Algo más tarde, recuperé el habla. Ahora me sobran las palabras. Quisiera señalar algunas cosas, después de recomendarla fervorosamente.

1. Sobre quién es Malick, he leído un artículo buenísimo. Aquí está. No hay nada como saber quién es alguien para entender mejor qué hace: su obra. Malick, estudiante de filosofía y absoluto fan de Heidegger, existencialista de pro, un quiero y no puedo de Santo Tomás. Acude a Oxford a hacer la tesis, becado con la mejor de las becas, y no la acaba, artista como es. Antes de irse, como dice el artículo, visita a su director de tesis y le espeta: "Eres un perfecto ignorante". Bonito cumplido.
2. Sobre la película. No soy crítico de cine, así que no sé hablar como ellos. Pero las imágenes son increíbles: los planos, los colores. Si buscas tiros, no es tu película. Esta obra de arte calma el espíritu. La música, clásica, tiene su porqué. Excepcional "Lacrimosa", no la de Mozart. Increíble ver a Brad Pitt tocando la famosa "Tocata y fuga" de Bach. Tengo pendiente buscar todas las que usa. 
3. Sobre el fondo de la película y sus temática. Mucho habrá que pensar, pero es una gran oración, para empezar. Una reflexión visual sobre quién es Dios, quién es el hombre y qué relación hay entre ellos. Dios: un Padre Todopoderoso Creador. Casualmente, así empieza el Credo. Y las tres palabras están muy bien reflejadas. Una reflexión, por cierto, que incluye en primerísimo lugar también al hombre: un ser hecho por Dios para amar, pero torcido. La dificultad para amar rectamente: la libertad del amor, la libertad de las personas que aman, los celos, las envidias, el egoísmo, la necesidad de pedir perdón, de perdonar y de ser perdonado. La autoridad parterna, la bondad materna, el corazón y la afectividad... El descubrimiento del mal, de la facilidad de hacerlo (cosa que recuerda al robo de las manzanas de San Agustín). La conciencia. El remordimiento. Y la relación entre ambos: Dios, Padre de unos hijos díscolos y rebeldes; Dios, que vela con su providencia, y vigila cariñoso nuestras rebeldías, como nuestras buenas obras. Dios, que está pendiente de aparecer en el momento en que uno no puede más. Dios, que aprieta, pero no ahoga. Dios, Padre.
3.Sobre qué libro deseo volver a leer porque me recuerda muchísimo la trama: "El gran divorcio. Un sueño", de C.S. Lewis. En él se ve cómo la línea que separa cielo y tierra no debe ser muy gruesa, cómo el amor puede hacer de nuestra tierra el primer estadio de nuestro cielo, o de nuestro infierno. Gran paralelismo a la hora de afrontar la libertad de Dios de tomar lo que nos dio: Job.
4. Un resumen, sacado del artículo que citaba al principio, que resume todo lo dicho en un concepto:
"Como escribió en Esquire David Thompson: "Pensemos lo que pensemos de El árbol de la vida y de su oscilación entre lo sublime y lo ridículo, para los amantes del cine y sus sueños extravagantes al margen de obligaciones como el ingreso en taquilla, Malick convence al mundo de que los cineastas pueden ser mejores de lo que son. Capaces de crear una película que cambiará nuestro modo de pensar. Todo parte de la gracia y la belleza que el artista ve en el mundo. Porque él difiere de Stanley Kubrick en un elemento clave: Kubrick era de un pesimismo indomable. Malick es un creyente"."
Y eso se nota. Y mucho.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Buen blog
He leído el articulo sobre Malick:es verdad que es bastante bueno.
Sobre Kubrick, permiteme, que te recomiendo dos libros: Kubrick (J.Baxter) y Kubrick y la Filosofía (Jose M. Campillo). Malick es más profundo que Kubrick, pero Kubrick maneja mejor la imagen.
Un saludo.
Jose Quintano ha dicho que…
Gracias. Se agradecen los comentarios. Mi lista de espera de libros es larga, pero veré lo que hago.