Eurovegas

Por fin vuelve la palabra ética al estrado. Con normalidad. Y hubo un tipo que, por no usarla, dio pena. Un arquitecto izquierdoso penoso (rima). Un retrógrada, por no querer serlo. Supongo que la palabra "ética" le recuerda a la palabra "sotana". Bueno, tienen tres sílabas, una "t" y acaban en "a"...
Ya viene siendo hora de llamar por su nombre a las cosas. No hablo de la  valoración concreta del asunto, sino de la tendencia a valorarlo, de la ética: esa manera peculiar que tiene el hombre de andar por el mundo. Nos guste o no, somos animales éticos, y no meramente neutros. No somos piedras. Ni flechas, lanzadas al aire, como decía Bécquer.
Y en concreto, aunque sin abordar más que la epidermis, me parece que habrá que valorar muchas cosas. A mí me viene a la cabeza la palabra "ludopatía", casi cada vez que pienso en Eurovegas. 
Y otras cosas. Por ser positivo. Por ejemplo, el gran libro, que recomiendo ahora mismo, de Dostoievski: "El jugador", que tiene mucho de autobiográfico. No deja de ser una novela, pero la ludopatía es algo serio. Yo me lo pensaría.

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