Ayer fue el día. Me pegué un hartón. El asunto es que cogí un coche que no uso habitualmente: un Yaris. Resulta que tiene un volante bastante grande, y la zona del medio es casi todo claxon. Y a la que te descuidas, si coges el volante con una mano, y giras descuidadamente, pitas. La primera vez me asusté, y me disculpé, porque se giró una señora con cara de "¿Qué pasa? ¿Tan mal conduzco?...". Y cuando ya llevaba tres o cuatro veces, en plena ciudad, se me escapaba la risa... de lo absurdo de la situación. Total, que acabé perdiendo el juicio cuando iba por carretera Vallvidriera. Después de la enésima vez de pitar sin querer, acabé por querer; una sola vez, eso sí: a un corredor de medio día, etc. Lo recomiendo a todos, aunque sé que es imposible: no se puede querer pitar sin querer.
(Por cierto que hoy se acabó la fiesta: he vuelto a conducir el coche que uso habitualmente. Con ese no se puede. Lástima.)
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