"Criadas y señoras" (la autoestima)

Ayer tuve la suerte de ver una película muy interesante: "Criadas y señoras". No me meteré en la selva de los críticos cinematográficos (sonido, imagen, reparto, etc.), pero creo que la premiaron algo. No me extraña.
Aunque la temática sea, posiblemente, las relaciones sociales entre blancos y negros, y el inicio del establecimiento de la igualdad, pese a las leyes raciales, me quedo con otras cosas. La película tiene como
protagonistas a las criadas, que crían a los hijos ajenos con verdadera maestría y cariño. La cámara -el guión y el director- es singularmente hábil para mostrar cómo se debe educar a un niño, y cómo no.
Me he quedado con tres frases que resumen una doctrina buena sobre educación: la obligada necesidad que tienen los niños del cariño de los padres, insustituible, para su recto crecimiento.
Primera:
"Tú eres buena, tú eres lista, tú eres importante ". 
Esa es la frase que la criada protagonista, Aebee, le dice a "su niña", Mae, cada vez que ha sido castigada injustamente, o no atendida, o se le ha negado el cariño que todo niño, toda persona, necesita. En la familia es donde primeramente uno debe sentirse valorado a pesar de todo. Y todo es todo. "Tú eres importante".

Segunda:
"Necesitaba alguien a quien admirar". 
La periodista, Skeeter, se lo dice a su madre como respuesta a por qué idolatraba a su criada. A la madre le sienta como un tiro, lógicamente.

Tercera: un diálogo.
"-Nunca había estado tan orgullosa de ti.
-Gracias."
Diálogo entre la madre de Skeeter y la propia hija, hacia el final de la película. La hija puede escuchar, por fin, de su madre lo que siempre ha necesitado: "estoy orgullosa de ti".

En resumen: se puede pensar en esta película como la escuela de algo que pocas veces parecen entender ciertos padres hoy día. Y pocos psicólogos. Y, en general, poca gente. La autoestima es algo secundario. Nadie se tiene en alta estima si no se le enseña con hechos de cariño que. de la manera que es, es insustituible para alguien. Ahí entra la familia y su papel fundamental. Aquello tan teórico de C.S Lewis: "Es bueno que existas". O, ¡palabras mayores!, como dice el cristianismo en el Concilio Vaticano II, "el hombre es la única criatura a la que Dios ama por sí misma ". Eso sí: lo explica mejor la película.

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