Escribir algo sobre Messi es, en principio, sinónimo de éxito. Ya lo es si el tema es el fútbol, pero la cosa crece exponencialmente si se trata de alguien del Barça, y especialmente si es sobre Messi. Y, sí: voy a aprovecharme de su fama para un fin bueno.
Esa foto es la que salía, tamaño DinA4, en el Mundo Deportivo, diario bastante visto, más que leído, en nuestro país. Y el pie de foto se leía algo similar a lo que sigue: "Messi luce un espectacular rosario, del que no se ha separado en todo el verano". Espectacular rosario. Tiene gracia, porque hace apenas un año, en las JMJ, a una chica la pusieron a parir por llevar un crucifijo por la calle. "Es que era una histérica", oigo "argumentar". En cambio, al rosario de Messi, lo califican de espectacular. Quizá se trata de colgar cruces de oro. Aunque luego dirán que es un gasto vergonzoso y que hay pobres en África, etcétera, etcétera. Súmesele a eso el hecho de que el chico viene de Rosario, ciudad que recibe el nombre del instrumento religioso que cuelga de su hercúleo cuello. Alguno dirá que él no lo lleva en tanto que símbolo religioso. Es una suposición. Y aunque fuera así, el hecho es que el rosario es algo religioso.
Todo le está permitido a quien tiene buena fama. En fin, que bienvenida sea la propaganda del culé. Ya solo faltaría que lo rezara. Y, si ya lo hace, eso que hemos ganado.
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