"Un pajarillo por la mañana sale por la ventana, encuentra un gusano y ya es feliz". Así ha resumido la vida animal un sacerdote octogenario prudente y sabio, armado de una sonrisa beatífica. "En cambio, un hombre...". ¡Ahí es poco! ¡Un hombre! Un hombre debe aprender a vivir. Y no se conforma -no lo hacían antes- con un gusanillo. Qué error craso pensar que con las necesidades fisiológicas completas está todo hecho. Nada más lejos. El horror de tener la panza llena y el alma vacía...
Pongaos un ejemplo clarísimo. La inauguración de los Juegos Olímpicos. ¿Quién se imagina a unos tipos tirando filetes de carne? ¡Pero si hasta se citó a Shakespeare! El mismísimo Keneth Branagh... Y cantó el amigo Mc Cartney...
Y ya en los juegos... Ayer vi un partido -ese era el nivel de fotón-dependencia- de ping-pong femenino. Me hizo ilusión ver que una chica llevaba medallitas y las uñas pintadas; y la otra, uno bonitos pendientes. No perdamos el norte: somos más que animales, incluso cuando competimos en velocidad y pericia. No somo bestias.
Eso es, en parte, ser hombre. No nos rebajemos a la animalidad.
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