Escribe González Faus "Requiem por un concilio". Y, como un percusor último modelo, dale que te pego siempre en lo mismo: la Iglesia es de los pobres, la Iglesia son los laicos... Son medias verdades, y despista al personal. Se entiende perfectamente por qué dice lo que dice: se ha quitado importancia al laicado, y parece bueno que la Iglesia no se olvide de los pobres. Creo que no lo ha hecho nunca.
De todos modos, hay que matizar las cosas: sobre todo porque la exageración falsea la realidad.
Lo peor es que el bueno de González Faus tal vez sí ha leído los textos del Concilio Vaticano II. Y sabe perfectamente que ahí no se dice lo que él señala en su artículo. Las dos cosas que he señalado anteriormente, por ejemplo. Es como hablar del coche refiriéndose solo a su volante. Es un reduccionismo. ¿Acaso los ricos no tienen alma? ¿Acaso los sacerdotes no forman parte de la Iglesia, Pueblo de Dios?
A alguno quizá le importen un pepino estas distinciones, pero a mí no. Y tampoco a González Faus.
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