La fotografía es ampliable. El legalismo o positivismo jurídico seguido hasta el extremo, no.
Se trata de un Din A4 sacado de una de esas libretas de propaganda de un medicamento.
Es el prospecto. No sé si alguien lo ha leído alguna vez. Probablemente, ni el que lo escribió.
El caso es que hace unos días me entretuve unos instantes con el texto, porque contiene unos palabros espeluznantes. Casi palabrotas.
Lo que quería comentar es lo absurdo del formato: así, ni quien quiera o deba es capaz de leerlo. La letra es realmente pequeña, y no hay márgenes, ni apenas interlineado.
-Es que no está hecha para ser leída...
¿Pues para qué? ¿Para cumplir? Ahí está el legalismo, ese cumplimiento exhaustivo del deber sin tener en cuenta la prudencia del momento actual en que se realiza. Para que nadie se queje.
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