El paro y los jóvenes y las toallas

Lo vengo pensando desde hace un tiempecillo.
Alguna vez he escrito algo que tiene que ver, de refilón quizás. 
Hoy he visto en La Vanguardia esto, que traduzco para quienes no entienden bien el catalán: "Paro juvenil. La estadística empuja al desánimo. La resignación que provoca el paro masivo en España se refleja en el hecho de que los jóvenes tiren la toalla".
Ha sido verlo y comentarlo en voz alta y empezar el festival de reacciones.
La primera, la de un jovencísimo profesional que está dando sus  primeros pasos en educación y los últimos en su carrera de ingeniero: "eso es mentira". Algo tajante. Pero ya me sirve.
La segunda, la de un profesor experimentadísimo y trabajado por la vida, que sigue en plena actividad y conoce el percal de primerísima mano: "están todo el día haciendo el tonto ¿y luego quieren trabajo?".

Bien, ya se ve que entre las tres frases (la del diario y las dos reacciones) hay algún que otro encontronazo. O tal vez no.
El diario explica una parcela de realidad. El universitario habla desde su experiencia y desde la juventud más genuina. Y el profesor mayor, da una de las causas, cargada de una subjetividad más que razonable: lo que les costó a ellos encontrar trabajo.

A mí, personalmente, me ha chocado la noticia. Por eso le he hecho una foto. Pero lo que me ha venido a la cabeza es que la juventud es tiempo de vitalidad y empuje, de potencia tanto física como psíquica, de ideales altos, de no desanimarse a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera, ni nunca. Por eso me sorprende. El problema no es el paro, sino que la juventud (una parte, ¡faltaría más!) está envejecida. Vive empanada, como le gusta decir a un amigo mío, sabio. Ha corrido demasiado opio en el  del pueblo. Habrá que ver cómo concretamos esto úĺtimo. 
Mañana, más.

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