En un día como este, de hace un tiempo, un amigo me sugirió que podíamos ir a verlo juntos. Acto seguido, negó: "nada, nada: que a Pedranco le ha dejado la novia y está hecho polvo. Voy a acompañarle".
Pedranco: ese nombre inventado.
Hay más. Ayer mismo, comiendo, otro me comentaba: "Salid, salid... ¡Si lo vais a dejar en dos semanas!". Algo que sucede frecuentemente, por cierto.
Y tres. Un diálogo de sobremesa con un amigote. Lo recuerdo como si fuera hoy, aunque ya ha pasado un tiempo. Veinte años tendría el tipo entonces. O así. "Las cosas tienen su nombre", dijo en un momento dado. "No hace falta inventar neologismos para según qué". Y luego habló del noviazgo y de otras palabras. "Una cosa es una novia, y otra, un lío de fin de semana", concluyó, con otras palabras.
Para qué vamos a añadir nada, digo yo. Así queda abierta la cosa.
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