Rosas sin espinas (amores de diseño)

Hoy es tradición regalar una rosa a las mujeres que uno ama, y que las mujeres regalen un libro.

(Ya oigo al degenerado: "¿Seremos machistas y retrógradas? ¿Dónde está la libertad? ¡Muerte a la esclavitud de género!" Olvidemos estas y demás tonterías, al menos hoy.)

Me venía a la memoria un pedazo de letra de una canción de tuna que canté cuando era universitario: "Suerte loca". Por lo que he podido comprobar, hay bastantes versiones, algunas más cenizas que otras. La suerte loca es la de tenerte, según dice la letra: es una canción de amor, claro está, como la mayoría de las de este género tunero. Y es precioso, para empezar, el título: el amor es un regalo. Como me dijo recientemente un amigo: "jamás pensé que me fuera a hacer caso. Es un regalo del cielo". El amor, que hace hablar en poesía... ni que sea barata.

Dice el trozo que he recordado (hay otro trozo similar, pero dudo en la letra, y con éste ya me sirve):

"Ay, corazón,
si te entregas a un amor entero,
tras las rosas están las espinas,
porque así es el amor verdadero"

Y luego empalma con el la-la-la-la-lá, la-la-lá, y demás. Es una canción bonita, sin duda.

Dice -canta, como merece el asunto- una gran verdad: no hay rosas sin espinas, como no hay amor sin dolor. Salvo que las rosas sean de diseño, falsas. O amores de diseño, igual de hipócritas. 
Las espinas protegen la belleza de la rosa de los depredadores, más que del amante que la recoje.
Pues eso, a sacar conclusiones.

(PD: Por cierto que, hablando de libros...: www.lulu.com/spotlight/josequintano, con las novedades propias del día)

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