Søren Aabye Kierkegaard, considerado padre del Existencialismo, fue un filósofo (y teólogo y literato: un humanista) danés que vivió en el s. XIX. Centró su pensamiento en el hombre vivo, más que en el hombre pensado, ideal.
El pasado 5 de mayo se cumplieron 200 años de su nacimiento, en Copenhague.
Murió a los 42 años cumplidos, el 11 de noviembre de 1855.
Lamento profundamente no haber leído de él más que algunas citas. La vida es rica y, tal vez, larga. Ojalá tenga la oportunidad de leer algo más.
En una publicación recomendable (Aceprensa), se elogiaba su figura y pensamiento en el segundo centerario de su nacimiento. Y me quedé con esta frase suya, extraída de su diario. En una época en que los sistemas siguen presentes -aunque no sean ya los filosóficos, sino los económicos-, viene como anillo al dedo:
“Con la mayoría de los filósofos sistemáticos, lo mismo que con sus sistemas, sucede como con aquel que se construyese un castillo y después se fuese a vivir en un pajar: por la cuenta que les trae, ellos no viven en aquella enorme construcción sistemática. Pero en el campo del espíritu esto constituye una objeción capital. Las ideas, las ideas de un hombre deben ser la habitación en la que se vive: de otra forma, peor para ellas”. (Diario, VIII A 82)
Es un precioso alegato en contra del pensamiento de diseño: sin base real. El papel lo soporta todo, se dice. Puede uno escribir sobre el mundo, Dios y el hombre todas las barbaridades que quiera. Ahora, pretender que eso sea verdad...., vivir conforme a lo que uno piensa... eso son palabras mayores.
En resumen: los comunistas no vivían como comunistas; ni los idealistas como tales, ni los materialistas, ni ninguno de los -istas... Como decía otro filósofo-teólogo, Mariano Artigas, "gracias a Dios, la mayoría de los filósofos no son consecuentes con lo que piensan".
En resumen: los comunistas no vivían como comunistas; ni los idealistas como tales, ni los materialistas, ni ninguno de los -istas... Como decía otro filósofo-teólogo, Mariano Artigas, "gracias a Dios, la mayoría de los filósofos no son consecuentes con lo que piensan".
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