Me gustaría saber quién decidió el nombre de la marca de ese arroz.
Digamos que no se partió la cabeza en el proceso.
Claro que para darse cuenta hay que saber latín.
Resulta que "nomen" significa, en esa lengua muerta más viva que otras, "nombre". Puedo imaginarme la reunión en el departamenteo de márketing.
-A ver, ¿qué nombre le ponemos al arroz de los demonios?
-¿Arroz?
-No.
-¿Rice?
-No.
-Riz
-A ver, zoquete. En nuestro departamenteo tenemos poco presupuesto, pero el cerebro sí se presupone.
-Pues "nomen".
Seguro que se echaron unas risas. Breves, eso sí.
Con dos narices.
Comentarios