Estudiante (de los que estudian)

Típico. Suele ser algo gordo y con barbita de dos días. Te mira por encima de sus gafas, sucias:
-¿Profesión?
-Estudiante -dices.
-Ya. ¿Profesión? -repite, después de un carraspeo innecesario.
-Estudiante. De los que estudian.

Pues mira, tiene su gracia la etimología de estudio. Procede del verbo latíno "studeo", que es de la 2ª conjugación (para los freaks lo digo), y que significa -agárrate y no menees-: "esforzarse, empeñarse". Sí. Has leído bien. No significa lo mismo que ahora ("sentarse ante un libro y aprender"). No: la definición se centra en lo inevitable, en el precio que hay que pagar para aprender: en el esfuerzo. O sea, que es absolutamente absurdo decir estudio sin esfuerzo: es como decir esfuerzo sin esfuerzo (por si no se entendía).

Es cierto que quien va sobrado de algo no nota el esfuerzo. Pero lo hay. El que tiene unos brazos fornidos a más no poder, levanta unos quilillos con facilidad tremenda. Facilidad que no encuentra un chiquillo de dos años, que no tiene brazos. Porque, claro (y aquí está la clave), el que estudia (se esfuerza), va haciéndose más fuerte, y nota menos es esfuerzo (studium) que implica
hacer la fuerza necesaria para levantar esos dichosos quilos.

Hala. A descansar, que es fin de semana. 

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