Amor, noviazgo, matrimonio: ¿todo vale igual?


La sociedad ha cambiado desde entonces, podrá decir alguien cuando lea el texto. 
Sí, pero eso no es noticia: siempre lo hace. El asunto es ver si ha ido a mejor o a peor. No todo cambio es a mejor. O sea que no compensa —si uno quiere ir a mejor— quedarse en ciertos cambios. Eso sí: si uno quiere ser "moderno" y estar a la última, deberá elegir: ¿quiero ir a mejor o quiero estar a la última? 
Pido perdón por escribir obviedades. Pero son para que nadie se quede con el "es que ya no se hace". No lo harás tú. Otros, sí. El tiempo y la bondad no están esencialmente unidos: no todo lo nuevo es bueno
Dicho esto, un párrafo que me parece significativo. Las ideas no están desarrolladas, pero he subrayado alguna que me parece que es digna de reflexión. Ya cada cual...

Hay actualmente quienes mantienen la teoría de que el amor lo justifica todo, y concluyen de ahí que el noviazgo es como un matrimonio a prueba. No seguir lo que consideran imperativos del amor piensan que es algo inauténtico, retrógrado. ¿Qué piensa usted de esa actitud?
Pienso lo que debe pensar una persona honrada, y especialmente un cristiano: que es una actitud indigna del hombre, y que degrada el amor humano, confundiéndolo con el egoísmo y con el placer.
¿Retrógrados los que no obran o piensan de esa manera? Retrógrado es más bien quien retrocede hasta la selva, no reconociendo otro impulso que el instinto. El noviazgo debe ser una ocasión de ahondar en el afecto y en el conocimiento mutuo. Y, como toda escuela de amor, ha de estar inspirado no por el afán de posesión, sino por espíritu de entrega, de comprensión, de respeto, de delicadeza. Por eso quise, hace poco más de un año, regalar a la Universidad de Navarra una imagen de Santa María, Madre del Amor Hermoso: para que los chicos y las chicas, que frecuentan los cursos de aquellas Facultades, aprendieran de Ella la nobleza del amor, también del amor humano.
¿Matrimonio a prueba? ¡Qué poco sabe de amor quien habla así! El amor es una realidad más segura, más real, más humana. Algo que no se puede tratar como un producto comercial, que se experimenta y se acepta luego o se desecha, según el capricho, la comodidad o el interés.

Se trata de una entrevista a San Josemaría, de los años 70.
No digo más, solo que el último párrafo conviene leerlo dos o tres veces para darse cuenta de su profundidad humana, y no solo psicológica. 

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