Me estoy leyendo un librito de Joseph Roth, "El Leviatán". Como soy crítico literario, lo diré a mi manera: está escrito de modo que el librillo parezca (no lo es: ponte tú a escribir así) sumamente sencillo: poesía pasada a prosa, sin apenas artificio; y, por la temática, es duro... o progresivame
nte duro, por lo que veo. La vida misma, vamos.
Me temo que va a dar para más de un post.
El de hoy, una frase que me ha encantado, y en la que se ve, además, lo que digo arriba.
"Dios ha dado ojos a los hombres, es cierto, ¡pero también inteligencia para que inventen catalejos que aumenten la potencia de sus ojos...!"
Con una frase dice mucho. Dios da ojos, con una cierta potencia. Dios da inteligencia. Y la da para que inventemos. ¡Ojo con ese "para que"!, que es causa final: Dios ha puesto este mundo como jardín en que recrearnos. Y, luego, el hombre (su inteligencia) da los catalejos. Los inventos los hace alguien ya inventado y con los medios inventados. Eso es mucho. El día que un ordenador haga algo por sí mismo (sin estar programado por otro), hablamos. Mientras tanto, viva Dios y viva el hombre.
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