Según me cuenta un amigo mexicano, los niños triquis son un fenómeno de aquellos que hacen historia. Una noticia explicativa, aquí, en la CNN Mexicana.Con video incluido.
¿Los triqui? ¿Algo que ver con Haloween? Nada.
Los Triqui son un equipo infantil de baloncesto compuesto por niños indígenas de Oaxaca, una de las regiones más pobres de México. La novedad es doble, porque han ganado el Festival Mundial de Mini-Baloncesto (un torneo de 20 equipos que desde el 2010 impulsa la Federación Internacional de Baloncesto de las Américas (FIBA) para dar oportunidades de desarrollo a la población infantil de zonas pobres de la región, y que este año se celebraba en Argentina). Pero es que, además de ser más bajitos que sus rivales, la han ganado jugando descalzos. Así, como lo lees. Sin zapatos.
No es que no tuvieran bambas: al ingresar en el equipo, todos ellos recibían las bambas adecuadas, pero, como explica Ernesto Merino, uno de los entrenadores: los niños, a quienes sus rivales llamaban "los ratones descalzos de México", han suplido sus limitaciones "con fuerza, velocidad y resistencia. Para ellos es normal no tener zapatos". Ahí es nada. Y la razón, lógica: que estos niños provienen de familias pobres.
Todo un bofetón para nuestro capitalismo en forma de "necesito unas bambas para futbito, otras para fútbol, otras para correr, otras para la montaña, otras para ir en bici, otras para navegar, otras para ir por la calle, y otras para estar por casa...". Y así, con mil cosas. Hala, ahí lo dejo.
(Gracias, Emilio)
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