Así dice -y así de bien- San Gregorio Magno. (Para los eruditos, ahí va la fuente: In Evangelium homiliæ, 26, 9: PL 76, 1202)
Han corrido como la pólvora las imágenes del Papa Francisco abrazando a un hombre con la cara desfigurada por la enfermedad. Un hombre a quien hacía mucho que nadie abrazaba. El gesto de dolor del Papa impresiona también: tristeza por su suerte.
Este Papa recuerda a la Madre Teresa: a la búsqueda de los más pobres, sea física o espiritualmente.
Me parece un ejemplo -uno más- de coherencia del Papa, que está en líne con todos los pontífices que hemos tenido al suerte de conocer durante el siglo XX y ahora XXI. Una expicación católica de esto sonaría así: Dios, que es sabio (la Sabiduría, en concreto) envía a cada tiempo el Papa que su Iglesia necesita.No significa que cada uno tenga que hacer exactamente lo mismo que ellos. Se trata de intentar ser coherentes: "...no cree verdaderametne sino quien, en su obra, pone en práctica lo que cree".
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