El temor (falso valor) de la masa rugiente (Fouché, otra vez)


Ya sabía yo que no iba a ser la última entrada sobre el librazo de Stefan Zweig sobre Fouché. Como en todos los librazos, su autor regala frases contundentes que contienen sabiduría, experiencia... Y uno está por ahí y las recoge.


Al explicar el regreso de Napoleón de su destierro, se detiene a explicar maravillosamente cómo -en plena noche, en secreto- partió el rey Luis XVIII. Y el recibimiento que le brindaron a Napoleón. En ese momento, describe el proceso con una perla:
"Como siempre, el hombre cobra valor del contacto con la muchedumbre".
Así que se comienza con unos tímidos "viva el Emperador", y se acaba aclamando.
El papel de la masa.
El hombre -dice Zweig- cobra valor del contacto con la muchedumbre. Conclusión: no lo tenía antes. Sólo alguien cobarde se escuda en la masa. Y, por el contrario, qué valiente el que se opone a las mayorías armado de su conciencia, su cerebro y su integridad moral.  Son tres ingredientes que parecen escasear hoy día. Pero seamos realistas: los hay. Siempre los ha habido.
Cerebro, conciencia bien formada e integridad moral (algo diferente de las debilidades: la capacidad de reconocerlas y pelear). 
Digo esto porque todavía hay masa que mata a gente con ideas. Ayer mismo La Vanguardia daba un especial sobre la persecución religiosa.

(Claro, luego están los individuos como los que se describen aquí que se unen... Pero no en amasijo informe, sino sin perder su individualidad. Se nota, por ejemplo, en la ausencia de violencia).

Comentarios