De camino a una tienda de informática, mis ojos han visto un cartel y, ya pasado, lo han leído. La frase me ha impactado. Tanto, que he vuelto sobre mis pasos para ver el cartel, además de leerlo. Decía: "si quieres un futuro, coge tu presente". Los yayoflautas. Esas personas mayores que ayudan a los jóvenes a situarse en la vida: les dan su experiencia. Un buen binomio: experiencia de los mayores y fuerza e ímpetu de los jóvenes.
Vale.
Pero no era eso en lo que he pensado, sino en lo que sigue:
Las personas no maduran como el vino. Es aquel clásico "envejecer es obligatorio; madurar, opcional". Madura aquel que se acepta como es, libremente, con sus límites. Sólo después puede uno aceptar a los demás y quererles.
El mayor problema que tienen los adolescentes (su principal tarea, mejor dicho) es el de conocerse, aceptarse y construirse, con ayuda de quienes les quieren bien (y les harán llorar).
Buenísima frase, vista así: si quieres un futuro, coge tu presente (resuena a "carpe diem": agarra el día, cógelo). O sea, acéptate, y cambia lo que debas. El futuro viene luego. El trampolín del presente es necesario para saltar al futuro. Realismo, vamos.
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